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Política y fe sobresalen en las vistas de la jueza nominada al Supremo federal

14 de octubre de 2020
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Por Daniel Rivera Vargas

Tras el comienzo de las vistas de confirmación de la jueza nominada al Tribunal Supremo de Estados Unidos (TSEU), Amy Coney Barrett, dos juristas comentaron junto a Microjuris.com su parecer sobre lo que ha trascendido durante la evaluación de la Comisión de lo Jurídico del Senado de Estados Unidos.

El decano de la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica en Ponce, Fernando Moreno Orama, explicó que en estos primeros días la jueza ha demostrado ser una académica con principios jurídicos amplios, mientras que los senadores han mantenido sus respectivas agendas políticas.

«Me ha parecido un proceso interesante, altamente politizado, pero con argumentos razonables algunos de ellos —no todos— de ambas partes. Me ha parecido un proceso interesante, especialmente sobre los principios religioso de la nominada y cómo esto podría afectar su desempeño como nominada en el Tribunal Supremo», sostuvo Moreno Orama.

El profesor sostuvo que «poco se ha hablado de derecho» en estas vistas porque «los jueces tratan de evitar discutir muchos temas bajo la noción de que se trata de asuntos que podrían llegar ante su consideración».

El decano señaló que ha notado que la jueza Coney Barrett ha hablado poco en estas vistas porque senadores demócratas y republicanos han usado su tiempo para hablar por ella o contra ella.

«Cosas que ella no va a decir como nominada, ellos los republicanos están contestando lo que ella no puede, pero lo que he visto es muy sosegada. Imagino que debe ser intimidante estar en ese proceso. Algunos senadores le han hecho preguntas de tipo familiar más calmada, ha sabido contestar y no ha perdido el temple, como [fue con el] nominado anterior», afirmó.

Sin embargo, Moreno Orama dijo que los cuestionamientos sobre el efecto de su religiosidad en sus decisiones no son suficientes para que descarrile la confirmación de la nominada.

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Para el licenciado José Bagué Soto —quien litiga en el foro federal y es integrante de la Federal Bar Association— la jueza Coney Barrett se ha proyectado tranquila y profesional en el inicio de este proceso de vistas.

«Ella tiene muy buena presentación, por ser profesora de Derecho, jueza del tribunal apelativo y por ser madre de siete niños. Hay tantas cosas, ha podido tener ese balance de vida que muchas personas aspiran», indicó Bagué Soto.

Asimismo, dijo que al menos en los primeros dos días el intercambio entre la nominada y los senadores, Barrett también ha fluido en una tónica más relajada que lo que transcurrió durante el proceso de confirmación del juez Brett Kavanaugh, que fue un proceso bastante caldeado.

«Yo nunca había visto algo así», dijo el licenciado Bagué Soto recordando el proceso contra el entonces designado y ahora juez del Tribunal Supremo.

Los ataques, a palabras de Bagué Soto, se estarán centrando en la postura de la jueza sobre el Affordable Care Act, mejor conocido como Obamacare, y sobre Roe v. Wade, la decisión federal que legalizó el aborto en Estados Unidos.

Para el abogado litigante, «la oposición tiene miedo que la jueza llegue a conclusiones que no les convienen» y que lleve a la derogación del estatuto y de la jurisprudencia aplicable.

Sin embargo, Bagué Soto lamentó que se entre en temas como sus creencias religiosas, como ya pasó cuando Coney Barrett fue nominada en el 2017 al Tribunal de Apelaciones.

«Un ataque a la religión de la jueza sería inconstitucional. No pueden estar discriminando con personas de fe para un puesto al Tribunal Supremo. Eso es claramente inconstitucional. Ya ella fue objeto de un ataque cuando la nominaron al apelativo. (La senadora Dianne) Feinstein dijo que su religión estaba hablando muy fuerte y duro, y hay esa preocupación de que van a retomar esa línea de preguntas", sostuvo Bagué Soto.

También anticipó que cualquier nominado en este proceso será duramente criticado o criticada por los demócratas, como una represalia por lo que ocurrió hace cuatro años con Merrick Garland, el nominado por el presidente Barack Obama al Tribunal Supremo que —por ser nominado en un año eleccionario— nunca fue considerado por el Senado federal controlado por el Partido Republicano.

«Aquí hay una cuestión política en todo eso», dijo el abogado.

«Creo que más bien la oposición tiene que ser por revancha política. No importa si cualifica o no. Pudiera terminar como un juego político. Hay asuntos que van más allá de la persona», sostuvo.

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