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Grandes bufetes aún no superan disparidad de género

04 de agosto de 2017
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Law360 publicó su informe anual titulado Glass Ceiling Report, el que reveló que a pesar de que las mujeres componen el 50.3% de los actuales graduados de escuelas de Derecho, todavía componen un poco menos del 34.8% de los abogados en bufetes. Lo que es más importante, su participación en las asociaciones de capital, donde se alojan las mayores posiciones de compensación y liderazgo, se mantiene en 20% y no ha cambiado en los últimos años, según el informe.

«Es una imagen sombría, con algunos puntos brillantes», señaló Anne Urda, editora en jefe de Law360, quien dirigió los esfuerzos del informe.

También, según el informe, el número total de mujeres abogadas en las empresas aumentó aproximadamente un (1) punto porcentual con respecto al año pasado, pero sólo nueve de las 300 empresas encuestadas tenían una fuerza de trabajo de abogados que era 50% o más femenina.

Otro de los asuntos que aborda el informe es el alza de las demandas por discrimen por razón de género dentro de los bufetes. Según Urda, esa podría ser la razón de peso que necesitan estos bufetes para superar el asunto de la paridad de género. Por ejemplo, según The New York Times, el mes pasado la firma Steptoe & Johnson se convirtió en el bufete más grande en ser demandado por disparidad de género en cuanto a sus asociadas y socias. Otros grandes bufetes demandados son Chadbourne & Parke (ahora incorporado a Norton Rose Fulbright), Proskauer Rose, entre otros. En el caso de Chadbourne existe una reclamación de cien millones de dólares, presentada por tres ex socias.

Un segundo caso, presentado en mayo contra Proskauer Rose y presentado por una socia en su oficina en Washington DC, reclama $50 millones por «disparidades sustanciales de género» en las prácticas de compensación del bufete. La demandante argumentó que aunque era una socia del bufete, se le había «excluido» de los asuntos de los clientes y se le había negado «participación en asuntos contenciosos de clientes establecidos, que se habían rechazo sus esfuerzos para asumir un mayor rol de liderazgo en la empresa, que se toleró y facilitó un ambiente donde fue atacada y humillada por el liderato del bufete, que fue humillada y menospreciada por sus compañeros y clientes y la administración del bufete se negó a rectificar disparidades salariales».

En el caso de Steptoe, se centra en los niveles salariales para los asociados, el primer peldaño para un graduado de la escuela de Derecho. Según la demanda, el salario inicial de Ji-in Lee Houck, una asociada, era de $85,000 dólares en la oficina del bufete en Los Ángeles: la mitad de lo que se pagaba a sus homólogos masculinos. Con dos años de experiencia fue contratada como abogada contractual y más tarde, con buenas evaluaciones anuales de desempeño, fue promovida oficialmente para convertirse en asociada pero no se le pagó proporcionalmente, sostuvo.

En el caso de Steptoe, la demanda señala que estaba «prestando atención a la diversidad en su fuerza de trabajo, e incluso asesorando a los propios clientes de la empresa en las políticas para evitar el discrimen salarial», expresó su abogada, Lori E. Andrus, de Andrus Anderson, un bufete de abogados en San Francisco.

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